miércoles, 11 de noviembre de 2009
Héroes del Silencio, Bunbury ìconos del rock
“En sus ojos apagados hay un eterno castigo, el héroe de leyenda pertenece al sueño de un destino.”Así reza el coro de la canción, que para aquel niño de siete años marcaría el punto de partida de una generación que adoptaría como ícono de la música rock a este grupo musical Héroes del Silencio.Aún era muy pequeño, pero Ángel Egas nunca olvidará cuando en la habitación de su hermano retumbaba una melodía que por su ritmo instantáneamente atrajo su atención. Esa fue la primera vez que escuchó la canción “Héroe de Leyenda” del ya extinto grupo musical Héroes del Silencio. Desde su afición fue determínate.El ocaso de la tarde se acerca y en las afueras del Ágora de la casa de la Cultura, los fanáticos de Enrique Ortiz de Landázuri Izardui más conocido como Enrique Bunbury,quien años atrás fue vocalista de este grupo de rock; ansiosos esperan la hora en la que sus voces pudieran recitar la canción “Alicia expulsada del país de las maravillas”. La emoción es evidente, los concurrentes visten de negro, pantalones vaqueros muy ceñidos al cuerpo, camisetas estampadas con la imagen del artista y chaquetas cortas de cuero, muy similares a las que él cantante utiliza.Ángel tiene veinte años y la música de este grupo de rock en su familia ha sido escuchada más de una década. Primero fue su hermano, Fausto que desde hace unos años escuchaba “Maldito Duende”,”El mar no cesa” y uno de los más conocidos discos “Avalancha”. Poco después Cuando el grupo se desintegró, escucho a Bunbury como solista.Fausto y Ángel crecieron con este leyenda del rock, aunque su diferencia de 15 años aproximadamente, la afición por este grupo los ha unido, razón por la que hoy se encuentran en las afueras del Ágora, ávidos por en vivo a su ídolo rockero.La espera parece agonizante para quienes ya quieren ingresar, algunos se entretienen observando videos en su celular y comentando sobre lo “increíble” que canta Enrique. Por otro lado para refrescar de del calor de la capital, una “cervecita no les viene nada mal”. No pueden faltar los comerciantes, quienes al ver la emoción de los asistentes venden a 15 dólares las camisetas estampadas con la imagen de la gira de Bunbury.El atuendo extraño de un par de hombres altos atrae la atención, es inevitable dejar de observar, su colorida túnica, el peculiar turbante que llevan en su cabeza, el color de su piel trigueña y la espesa barba que esconde su quijada evidencia que son extranjeros, con mayor exactitud son musulmanes.Su presencia es el contraste de quienes estás ahí, no solo en el aspecto físico sino también en el aspecto cultural. Quién habría imaginado que el rock, Los Héroes del Silencio y en especial Bunbury tuvieran tanta influencia en personas culturalmente diferentes. Con un tono un tanto gracioso por el acento de un idioma extranjero entonan el de “Que tengas suertecita, lo que provoca una sonrisa de quienes lo escuchan.El tiempo transcurre lento para quienes esperan, las personas acuden con más afluencia. En exactamente una hora las puertas del ágora se abrirán para quienes van a disfrutar de este concierto. Un joven totalmente ilusionado cuenta que conoció a Bunbury en hotel que se hospedaba. Para confirmar su relato Paúl Andrade muestra orgulloso el autógrafo de su artista.Ángel aquel joven de cabello largo y negro, junto con su hermano Fausto, quien llévala misma moda del cabello largo, emocionados toman fotografías y recuerdan cómo Héroes del Silencio influyó en sus vidas, desde muy joven Fausto quería ser como uno de los integrantes del grupo. Desde que tenía veinte años él llevaba el cabello largo y trataba de imitar la vestimenta de Bunbury. Ángel por su aspecto refleja la misma admiración que tenía su hermano por el grupo.El flash de las cámaras se ve constantemente, las fotografías serán un recuerdo que perdurará para siempre, un recuerdo de amistades creadas en las aceras de la calle plasmadas en imágenes.La separación de este grupo dejó a algunos rockeros desilusionados, pero Enrique Bunbury se convirtió en el personaje que mantendría con su voz, viva la historia de Héroes del Silencio.Son exactamente las 18:15, las puertas del Ágora se abren e ingresan ordenadamente; aunque faltan algunas horas para que inicie el concierto, Ángel no puede esperar para cantar las canciones del álbum promocional “Helville de Luxe”. En su rostro se ve la emoción que siente, abraza a su hermano, su sueño desde pequeño era ver al vocalista de su grupo favorito y hoy tiene la ventaja de verlo como solista y esto se lo debe a su hermano Fausto quien le compró la entrada.Al entrar, Ángel y Fausto corean la canción que hace honor a su autor, “Soy el hombre delgado que no flaqueara jamás.”
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